Billy Wilder, el confinamiento y yo

17.06.2020

No seré yo el que use este blog para escribir una entrada sobre el coronavirus, pero me veo obligado a mencionar los más de dos meses que hemos pasado en cuarentena puesto que, sin ellos, hubiera sido imposible escribir este texto.

Cuando el pasado 14 de marzo Pedro Sánchez convocó a los medios de comunicación para anunciar ante las cámaras que declaraba el estado de alarma, pensé —puesto que mi casa mide menos de treinta metros cuadrados y tiene vistas a una destartalada corrala— que lo mejor que podía hacer era buscar actividades con las que llenar el tiempo de cautiverio.

De todas las que llevé a cabo durante los últimos sesenta días, hubo una que disfruté por encima del resto: El ciclo de cine de Billy Wilder.

Para realizarlo seleccioné 20 de sus películas. La única condición que me autoimpuse fue la de decantarme solo por filmes en los que Wilder hubiera ejercido como guionista y director. Esto hizo que me viera obligado a dejar fuera obras maestras como Ninotchka o Bola de fuego, en las que únicamente trabajó como guionista. Y también Death Mills, un pintoresco cortometraje documental con fines políticos, en el que se limitó a firmar como director.

La finalidad de este particular festival de cine era la de entregar una serie de premios en diferentes categorías artísticas, siendo solo sus películas las que participaran.

Wilder contra Wilder.

Ya lo avisé: mi casa solo tiene treinta metros y vistas a una corrala.

Antes de pasar a los galardones, con el objetivo de generar una cierta expectación, como en esos programas de televisión en los que cortan para ir a publicidad justo en el momento en que un colaborador está a punto de dar una primicia, dejaré por aquí algunas conclusiones generales a las que he llegado tras el visionado de las cintas.

Me prometí a mí mismo que intentaría no parecer un fanático al escribir este texto, por lo que no haré halagos innecesarios y me limitaré a destacar una sola virtud del cine de Billy Wilder: La gigantesca versatilidad del genio austrohúngaro.

A modo de ejemplo, usaré las estadísticas extraídas de la base de datos de la página cinematográfica Filmaffinity. En la selección que sus críticos realizan de las mejores películas de cine negro de todos los tiempos, aparece Perdición en sus primeros puestos. Entre las diez mejores películas románticas de la historia, se encuentra El apartamento. Entre las diez mejores comedias, Con faldas y a lo loco. O, entre los diez mejores filmes dramáticos, incluyen Testigo de cargo.

Pero si fuésemos un poco más lejos y le preguntásemos a cualquier crítico del séptimo arte por las tres mejores películas que Hollywood ha rodado sobre el propio Hollywood, es seguro que incluiría El crepúsculo de los dioses. Y si lo que le pidiésemos es que escogiera la mejor crítica que el cine ha hecho de la prensa, probablemente ese mismo crítico se decantaría por Primera plana.

Para dar por terminado este apartado dedicado a los elogios, es interesante recordar que —ahora que todo el mundo habla de la película Parásitos, del surcoreano Bong Joon-ho, y de sus múltiples logros, entre los que destaca haber obtenido la Palma de Oro en el Festival de Cannes y el Oscar a la mejor película— muchos años antes, en concreto en 1945, Días sin huella se hizo con esos dos mismos premios.

Y ahora sí, tras este largo preámbulo, hago entrega de los galardones de este extraño festival de cine celebrado en el salón de mi casa.

Ahí van:

  • Premio al mejor vestuario, maquillaje y peluquería para Irma, la dulce
  • Premio a la mejor fotografía para Días sin huella
  • Premio a la mejor banda sonora para El crepúsculo de los dioses
  • Premio al mejor actor secundario para Walter Matthau (Primera Plana)
  • Premio a la mejor actriz secundaria para Gloria Swanson (El crepúsculo de los dioses)
  • Premio al mejor actor ex aequo para Jack Lemmon (En bandeja de plata) y James Stewart (El héroe solitario)
  • Premio a la mejor actriz para Shirley MacLaine (Irma la dulce)
  • Premio a la mejor dirección para Testigo de cargo
  • Premio al mejor guion adaptado para Perdición
  • Premio al mejor guion original para El apartamento
  • Premio a la mejor película para El apartamento

Es seguro que habré dejado fuera alguna película que mereciera estar entre las premiadas, o que mis gustos personales no coincidan con los de todo el mundo, pero qué puedo decir: nadie es perfecto.